Las redes sociales se han convertido en nuestro diario personal. A través de ellas podemos compartir fotos o videos de momentos especiales, contactar con amigos o familiares, entretenernos, mantenernos informados y comunicarnos con quien queramos en tiempo real. Sentimos que son tantas las ventajas que ofrecen las nuevas tecnologías que muy pocas veces reflexionamos sobre los riesgos a los que estamos expuestos y olvidamos preguntarnos ¿qué pasa cuando dejamos la ventana demasiado abierta?
Compartir mucha información o datos personales nos deja indefensos y nos hace vulnerables a posibles ataques a nuestra privacidad. Por eso debemos tener cuidado con el contenido que difundimos, porque la gente no solo puede verlo, sino usarlo para otros fines.
Conocer nuevas personas resulta atractivo, sin embargo aceptar solicitudes de seguidores desconocidos podría ser peligroso. Cada vez son más comunes los casos de suplantación de identidad y algunas personas se aprovechan de otras al hacerse pasar por quienes no son. No obstante, expertos aseguran que las redes sociales se han convertido en un mal necesario para aquellos que se encuentran en búsqueda de aprobación y muestra de afecto. A veces persiguiendo interacciones nos distraemos tanto que dejamos de dedicarles tiempo a nuestros seres queridos.
Recuerda que exhibir los problemas que podamos tener con nuestros amigos, familiares o pareja está lejos de ser sano. Por el contrario, cuando estamos ante una situación así es mejor utilizar los canales de comunicación tradicionales y buscar una solución en casa, antes de humillar o lastimar a un tercero.
En definitiva, al hacer pública nuestra vida también nos exponemos a juicios, por eso es importante usar adecuada y responsablemente las redes sociales, recordando que debemos proteger nuestra intimidad.